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El fracaso más grande es nunca fracasar

Volverte un startup de una sola persona es el mejor camino para crecer

Llevas unos años habiendo trabajado para una o varias empresas y tantas veces has pensado:

“Debería lanzar mi propio proyecto”

“Ese producto lo hubiese podido crear yo”

"Estoy esperando el momento adecuado"

Sientes que tal vez no tienes el control de tu tiempo o de tus ingresos. Que tienes una buena idea pero no sabes cómo hacerla realidad. Que tienes un plan pero no tienes con quién asociarte o quién invierta en ti. Peor aún, crees que tienes seguridad laboral.

Tómate 10 segundos para mirar dentro tuyo y pregúntate: ¿tengo miedo al cambio? ¿Tengo miedo al fracaso?

Si tienes la sensación de que tu respuesta es sí, felicitaciones, eres un ser humano y te estás atreviendo a enfrentar un problema súper común pero que pocos quieren reconocer.

Y te adelanto algo: vas a fracasar…¡pero eso está bien! La sociedad y la educación tradicional nos han condicionado a pensar en el fracaso como algo negativo e incluso a que debe ser castigado, cuando la realidad es totalmente diferente. El éxito, como sea que tú lo definas, se construye encima de una torre de fracasos.

Una habilidad que debes desarrollar para cualquier profesión humana —salvo te encargues de lanzamientos de misiles nucleares— es la de fallar rápido en escenarios complejos (más adelante te explico los distintos tipos de escenarios que existen y qué es un escenario complejo) y los emprendimientos no son ajenos a esta situación.

Si tu objetivo es lograr el éxito a través de tu propio proyecto o emprendimiento y siendo consciente de que ese camino va a estar plagado de errores y fracasos, yo creo que la mejor forma de lograrlo es con la empresa de una sola persona o el modo indie hacker o solopreneur.

Quiero explicarte el valor de aprender a fallar para poder sacar adelante tus proyectos y luego te detallaré el sistema PHAL, un paso a paso para poder emprender sin asociarte con más personas ni depender de inversionistas.

El fracaso más grande es no fracasar

El fracaso es una paradoja ya que las personas no queremos fallar —es un sentimiento muy común— sin embargo, aprendemos más de los fracasos que de los éxitos y esta es la razón por la que debemos perfeccionar la técnica para fallar rápido. Esto nos va a permitir:

  1. Detectar el fracaso tempranamente

  2. Recuperarnos ágilmente

  3. Adaptarnos rápidamente

Interiorizar esta dinámica nos vuelve flexibles y adaptables al cambio y, el cambio, es la única constante en la vida.

¿Debemos fallar en todo lo que hacemos? No, debemos fallar de forma inteligente y en escenarios particulares.

Los 4 escenarios

Cuando te enfrentas a un problema, es útil identificar en qué tipo de contexto se desarrolla el problema y para eso podemos clasificar 4 tipos de escenarios:

Escenario 1: Simple

En este contexto, la relación causa y efecto es evidente, predecible y repetible. Es decir, conocemos los pasos a seguir y es posible obtener el mejor resultado. Para actuar en estos casos: observamos, categorizamos y respondemos. Es el dominio de las “mejores prácticas”. 

Por ejemplo: medir la presión de la llanta de un automóvil porque la vemos desinflada.

Existen leyes científicas que nos indican cómo se mide la presión (causa y efecto evidente), existen instrumentos de medición de fácil acceso y existe un manual de instrucciones de cómo utilizar el instrumento (predecible y repetible). Entonces, reconocemos que debemos medir la presión de la llanta (observamos), entendemos que hay que usar un medidor de presión (categorizamos) y seguimos las instrucciones del fabricante para hacerlo (respondemos).

Escenario 2: Complicado

La relación causa y efecto existe en este escenario pero no es evidente y requiere de conocimiento experto. Sabemos que al menos existe una solución, conocemos el objetivo pero no sabemos exactamente cómo lograrlo. Podemos apuntar a tener un buen resultado pero no podemos garantizar el mejor. Para actuar en estos casos: observamos, analizamos y respondemos. Es el dominio de los expertos. 

Por ejemplo: contratar personal para tu empresa por primera vez.

Puedes tener una idea de qué preguntar en una entrevista, pero no te asegura el mejor resultado. Adquiriendo conocimiento experto puedes mejorar tu probabilidad de obtener un mejor resultado y eventualmente generar buenas prácticas ante este problema.

Escenario 3: Complejo

La relación causa y efecto se entiende solo en retrospectiva. Muchos factores desconocidos intervienen y, aunque el problema no sea nuevo, es difícil predecir su futuro. Para actuar en estos casos: exploramos, experimentamos y actuamos en base al resultado del experimento.

Es en estos escenarios donde debes apuntar a fallar rápido. Los experimentos que realices te darán información valiosa cuando fallen. Esa información la utilizarás para seguir experimentando o actuar.

Por ejemplo: lanzar un nuevo producto al mercado.

No sabes cómo van a reaccionar los usuarios, pero si no lo lanzas nunca lo sabrás. Es en este escenario donde debes aprender a fallar, es decir, lanzar una primera versión del producto para poder explorar y experimentar con tu primer grupo de usuarios. Lo más probable es que falle, pero vas a generar conocimiento rápido con este primer fracaso para luego corregir los errores y empezar a crear valor donde los usuarios lo necesitan.

Escenario 4: Caótico

La relación causa y efecto no se puede determinar. En estos casos hay tanta confusión y desorden que no se puede esperar a una respuesta experta y la única respuesta es actuar. Cualquier acción es la decisión correcta. Actuamos para insertar orden y observamos dónde se genera estabilidad y respondemos. Nos adaptamos rápido al cambio e intentamos convertir el escenario caótico a uno complejo.

Por ejemplo: dejar tu vida trabajando para alguien más para crear tu empresa de una sola persona, para volverte un indie hacker.

Vas a tener tanta confusión, dudas, ansiedad y posibles caminos que necesitas crear orden. Para ello, simplemente empieza, con lo que sea pero empieza.

Lanza rápido

Al crear algo nuevo, especialmente si lo estás haciendo de manera independiente por primera vez, va a existir mucha confusión y al sentirte tan abrumado es posible que eso te paralice y no sepas cómo avanzar o por dónde empezar. Ahora ya sabes que estarás en escenarios caóticos, por lo que tu mejor acción es cualquier acción: ¡tan solo empieza!. No apuntes a la perfección. Tu objetivo es lanzar tu proyecto cuanto antes para forzar el orden, para pasar de un contexto caótico a uno complejo y experimentar, fallar, aprender y adaptarte.

Esta es la importancia de aprender a fallar de forma rápida e inteligente. Estos son los fracasos que generan aprendizaje y que, acumulados, te llevan a cumplir tus objetivos. Hacerlo de forma independiente —como solopreneur o indie hacker— te va a permitir adueñarte de todos tus fracasos y por consiguiente de los aprendizajes y crecer rápido como emprendedor, creador o creadora.

¿Cómo puedes lanzar un proyecto muy rápido cuando recién empiezas a emprender? Te sugiero el método PHAL

El método PHAL

PHAL es un framework para crear un Producto Mínimo Viable (MVP por sus siglas en inglés), que no es más que la versión más sencilla y ligera de tu producto o solución.

PHAL se basa en:

  • Problema

  • Herramientas y Habilidades

  • Actuar

  • Lanzar

Nos hemos malacostumbrado a sobrecomplicar los startups y productos. La mayoría de startups tienen una versión de 48 horas:

  • YouTube es un Dropbox compartido.

  • Twitter es una cadena de emails.

  • Spotify es un grupo de WhatsApp

Piensa cuál es la versión mínima de tu emprendimiento o solución y pon en práctica estos pasos:

Problema

Tu producto soluciona un problema. ¿Dónde encuentras un problema? ¡En tu propia vida! Observa qué problemas tienes en tu vida y escoge uno para resolver. Recuerda dos cosas:

  1. No eres tan especial como para ser la única persona con ese problema.

  2. Tu objetivo al inicio no es crear la mejor solución sino lanzar cuanto antes para aprender a fallar rápido.

Si crees que no tienes problemas relevantes, vuélvete una persona más interesante, prueba nuevas cosas.

Herramientas y habilidades

Ya tienes un problema para resolver. Ahora, identifica cuáles son las habilidades o herramientas mínimas que necesitas para resolver el problema de la forma más ligera posible y escríbelas en una lista. Recuerda que estás haciendo un MVP, no estás apuntando a la perfección.

Si lo que necesitas no lo sabes hacer (por ejemplo, crear una página web, preparar una receta de comida, armar un mueble), ¡está bien! Porque vas a aprender o vas a utilizar recursos que ya existen que resuelven esos problemas.

Actuar

De las habilidades y herramientas que has identificado habrán algunas que ya las posees y otras que no. Esto te lleva a actuar. Lo que no sabes hacer lo vas a aprender y lo que sí sabes hacer lo vas a utilizar para ir construyendo tu producto y, ambos procesos, los vas a documentar, es decir, vas a compartir a través de tu red social favorita, blog o newsletter tu proceso de aprendizaje y creación de tu emprendimiento.

Esto es lo que se le llama construir en público (o build in public) y te va a ayudar a generar awareness sobre tus proyectos y sobre ti como persona creadora, además de una sensación de compromiso. Y con suficiente tiempo un público a quien ofrecerle tus productos.

Por ejemplo, imagínate que vas a lanzar un negocio de empaques personalizados impresos en 3D donde los clientes escogen su diseño y pagan a través de tu página web. Lo mínimo que necesitas es:

  • Un nombre

  • Un logo

  • Una página web

  • Unos modelos 3D de referencia

El nombre y logo no te deberían tomar más de 10 minutos. Recuerda que no estás creando el nuevo Google, estás creando un MVP que quieres validar cuanto antes.

No sabes hacer páginas web —tampoco programar— entonces, aprende a utilizar una de las tantas herramientas no-code para crear páginas web y comparte en YouTube o Instagram lo que aprendiste y cómo lo hiciste. No necesitas volverte un experto. Hay muchas personas en tu misma situación pero unos pasos atrás tuyo y, para ellas, lo que compartes va a ser muy valioso.

Cada vez que te paralices y no sepas cómo seguir o no puedes decidir si el mejor camino es el A o el B, simplemente decide y avanza. Peor que una mala decisión es no decidir.

Lanzar

Un producto o startup es inservible si no se lanza. Tu objetivo principal en esta etapa no es hacer una fortuna, no es lograr el producto perfecto, no es tener 1 millón de usuarios, es lanzar. Idealmente no te debería tomar más de 1 o 2 meses lanzar un MVP.

Este paso es una extensión del anterior porque una vez tu proyecto se lanza al mundo, entraste a territorio desconocido donde vas a tener que seguir aprendiendo, construyendo y documentando. Eso sí, ya lograste más que el 99% de personas.

Te encuentras un escenario caótico donde ya actuaste para insertar orden y ahora te toca analizar dónde se genera algo de estabilidad y responder a ello para volverlo un escenario complejo y puedas seguir experimentando.

En la práctica, esto significa que una vez que lances tu emprendimiento, habla con usuarios, mide cómo reaccionan a tu solución, entiende dónde se está generando valor y construye encima eso.

Lo más probable es que tus primeros emprendimientos fallen, pero ahora sabes que cada fracaso te trae lecciones y aprender a fallar y aprender rápido te va a llevar a conseguir lo que quieres.

Entonces, empieza y lanza rápido!

XTIAN

p.d. Aunque he lanzado varios productos de forma rápida, esta es mi primera vez haciendo una newsletter. Sé que está lejos de ser perfecta pero cada equivocación será un aprendizaje. Aprendamos juntos.

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