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Eres una persona ociosa...y eso está bien
La ociosidad es un superpoder que no entendemos bien
Falleció un ser querido, tu computadora se destruyó, hubo un corte masivo de electricidad.
Recuerda esa última vez que tenías un día muy ocupado pero ocurrió una tragedia que detuvo todos los planes.
Ese momento en que te resignaste a que simplemente no ibas a poder hacer las tareas que tenías planeadas porque la tragedia detuvo el día.
¿Sentiste tal vez un poco de liberación?
Eres una persona ociosa y no lo reconoces.
El problema de esto no es que seas ociosa sino que has entendido muy mal lo que significa el ocio.
Sientes orgullo al decir que trabajas muy duro, más horas que nadie y que siempre tienes disponibilidad para trabajar en tus sueños y emprendimientos porque te encanta lo que haces. No es un trabajo, es un estilo de vida, has pensado alguna vez.
Cada vez que piensas en tomarte un descanso o que tienes que hacer algo que no es “productivo” lo haces con culpa porque sientes que no estás aprovechando tu tiempo.
No solo estás en camino a un burnout sino que por intentar ser tan productivo te estás volviendo en lo contrario y no dejas que tu cerebro trabaje de una manera natural que, para efectos prácticos, te ayudaría aún más a conseguir lo que quieres.
¿Eres una persona ociosa?
¿Eres una persona ociosa? El problema con esta pregunta es que tenemos una mala definición de lo que es el ocio y la productividad.
Parte de tres supuestos que estamos muy condicionados a creer:
Tu valor está determinado por tu productividad.
No puedes confiar en tus necesidades y limitaciones
Siempre hay algo más que puedes estar haciendo
Existe incluso una asociación entre el ocio y la maldad. En algunas culturas se intentaba justificar la esclavitud con la excusa de la ociosidad.
En la tradición cristiana la ociosidad aparece como uno de los pecados capitales y alrededor del siglo XVI, el teólogo y obispo Peter Binsfeld atribuía al demonio Belphegor la capacidad de tentar a través de la ociosidad.
Curiosamente —según la demonología— Belphegor también es “el demonio de los descubrimientos ingeniosos e inventos” y tienta a las personas con esto.
Tal vez Belphegor tiene injustamente mala fama si es que repensamos la ociosidad como un superpoder…
El superpoder de la ociosidad
“El progreso no está hecho por quienes madrugan sino por personas ociosas buscando maneras más fáciles de hacer algo”
Palabras de Lazarus Long, el humano más longevo de la galaxia en varias novelas clásicas de ciencia ficción escritas por Robert Heinlein entre las décadas de los 40’ y 80’.
Otra versión la trajo Frank Gilbreth Sr (usualmente mal atribuida a Bill Gates) diciendo:
“Escojo a una persona ociosa para hacer un trabajo difícil porque la persona ociosa encontrará la manera fácil de hacerlo”
Al margen de las citas famosas que suenan muy bien pero que a veces no tienen asidero en la realidad, mi experiencia personal en tecnología sí resuena con estas y la puedo relacionar con otros aspectos de la vida.
La programación es un superpoder que se nutre mucho de la ociosidad. Es mi experiencia y la de muchos otros que crean herramientas y soluciones a través de la programación tan solo para ahorrarse el trabajo de hacer tareas repetitivas, tediosas o aburridas.
Los problemas que resuelven estas herramientas no suelen ser particulares a quien las creó sino que son compartidos por otras personas y es así que estas soluciones personales en ocasiones se vuelven un producto.
Fue mi caso con EVA, un bot de WhatsApp que lancé en abril del 2023 con mi startup Curador.
Esta startup estaba construyendo algo totalmente diferente. Llevábamos un año desarrollando una plataforma que tenía tan solo un usuario.
Esto llevó a que entre Santiago Tapia (mi co-founder y CEO) y yo nos mandemos muchos audios de WhatsApp discutiendo qué diablos hacer con la empresa.
Como esos múltiples audios eran a veces interminables, no se me ocurrió mejor idea que conectar mi WhatsApp con una IA para resumirlos.
Para molestar a Santi le mostré lo que había hecho y —lo que para mí empezó como una broma— terminó en pocas horas con Santi diciéndome que deberíamos lanzar eso como un producto.
Dos días después tenía lista la primera versión y la lanzamos al día siguiente.
Después de haber trabajado 1 año en una plataforma con un usuario pivoteamos a un producto hecho en un fin de semana que llegó a tener más de 23mil usuarios.
Eventualmente cerramos la empresa por varias razones, pero si no hubiese sido por Santi que nos motivó a lanzar una versión tan MVP —de una herramienta que la había hecho originalmente solo para mí por ocioso— creo que no hubiese decidido entrar en modo indie hacker y empezar a crear startups de una sola persona.
Uno de los hechos más impactantes para mí era pensar que 23mil personas habían usado algo que:
Lo hice por ociosidad para no escuchar audios de WhatsApp.
Lo hice en un fin de semana porque estaba muy agotado y quería generar un cambio rápido.
Como este hay muchísimos ejemplos más.
Uno que me gusta mucho es el caso de un programa que es muy probable que no conozcas pero que si estás leyendo esto de todas formas lo has usado.
Es un software llamado cURL y no solo es uno de los programas más usados en este planeta sino también en otros ya que el helicóptero Ingenuity que se usó en Marte también utiliza este programa.
Prácticamente todos los dispositivos que se conectan a internet utilizan alguna versión de cURL. Lo anecdótico es que Daniel Stenberg —el desarrollador que creó este software— lo hizo originalmente para automatizar operaciones de tipo de cambio en los chats de esa época.
Una tarea que sin duda es tediosa, aburrida y repetitiva.
Lo más hermoso (y terrible) de la era contemporánea de la computación es que ha permitido que cualquier persona con acceso a internet tenga la capacidad de generar cambios enormes en el mundo con unas cuantas líneas de código.
La programación como herramienta de cambio y generación de valor hace mucho más evidente que la ociosidad puede ser una fuente pura y natural de creatividad.
¿Por qué entonces seguimos estigmatizando la ociosidad?
Rompiendo la relación tóxica con la ociosidad
Nadie trabaja 8 horas al día o, mejor dicho, nadie produce 8 horas de valor tan solo por estar metido en una oficina durante esa cantidad de tiempo frente a una computadora o en reuniones innecesarias.
La persona promedio puede estar enfocada 3 o 4 horas al día. Pedirle más que eso a una persona resulta contraproducente a largo plazo.
Sin embargo, la costumbre y las leyes siguen tomando como un hecho que todos debemos operar bajo esta modalidad que no tiene fundamento en evidencia.
Si sabemos que el entorno laboral tradicional no funciona, ¿por qué lo seguimos haciendo?
El profesionalismo tóxico no hace sino empeorar esta situación. ¿No usas camisa y corbata? No eres profesional. ¿Llevas el pelo largo? Cero profesional ¿Estás lleno de tatuajes? Qué poco profesional.
Estos entornos nos condicionan a pensar que las personas son ociosas por naturaleza, sin motivaciones y que constantemente batallan contra eso para poder hacer más de lo que son capaces.
Se refuerza el concepto de que debemos ponernos restricciones a nosotrxs mismxs y a quienes “están debajo” de nuestra cadena de mando para que sean productivos.
En ese contexto la ociosidad se utiliza como una excusa para ejercer control.
La evidencia muestra algo distinto, que los humanos tienen tendencia a ser creativos y útiles.
Por ejemplo, al ocurrir desastres naturales, la mayoría de personas se acercan al peligro para ayudar a otras. Se acercan ya sea físicamente o de alguna otra manera para brindar ayuda al resto.
Es natural sentirse necesitado y querer hacer algo importante aún así nos cueste.
Para mi buena fortuna nunca he tenido que sufrir de este tipo de ambientes pero eso no ha evitado que yo me auto genere una relación tóxica con la ociosidad pensando que “siempre estoy ocupado”, con un sentimiento de culpa de tomar descansos o de en general hacer actividades que no considero productivas.
El resultado de eso es que —cuando me tomo un descanso— me siento tan ansioso de “no ser productivo” que al final ni descanso ni tampoco genero algún tipo de valor.
Ha sido un proceso largo y difícil ir siendo consciente de los beneficios de la ociosidad y de cambiar mi relación con ella.
Es un esfuerzo que no solo aún no termina sino que no creo que vaya a terminar. Es como batallar con una adicción que sabes que nunca se va a ir pero que puedes mantener en control.
Beneficios de la ociosidad
Si cambiamos nuestra visión de la ociosidad a pensarla más como una herramienta que como un defecto podemos realmente usarla a nuestro favor.
Como cualquier herramienta su naturaleza es neutra. Es el cómo la utilizamos que determina el valor que puede producir.
Resulta útil entonces darle más mérito a algunos de los beneficios de la ociosidad:
Conservar energía
Esto es lo que hacen varios depredadores en la naturaleza que parecen ociosos por “tener mucho tiempo libre” pero que resultan más eficientes que otros depredadores más ocupados, porque los primeros conservan su energía para actuar en momentos de rápida acción y resultados efectivos, en vez de estar gastando energía constantemente.
Como ser humano lo puedes pensar como: no trabajes duro, trabaja de forma inteligente.
Las soluciones ociosas pueden ser creativas
Siempre había querido llevar registro de mis gastos y empecé a anotar cada consumo en un archivo pero era tan tedioso que dejé de hacerlo porque me daba mucha pereza.
¿Qué hice? Desarrollé a MoMo, un bot de WhatsApp al que le puedo enviar las fotos de mis comprobantes y el bot se encarga de clasificar y almacenar toda esa información en un Google Sheets.
Me servía mucho entonces lo lancé como un producto para que cualquier persona lo pueda usar.
El tiempo de ocio promueve el pensamiento difuso
Como todo adicto, me cuesta mucho dejar el pensamiento de ser constantemente productivo intentando ocupar todas mis horas despierto en algún tipo de trabajo.
La experiencia (y la evidencia científica) me han demostrado que las mejores ideas han venido a mi cabeza cuando de pronto veo que es un día bonito y soleado, detengo lo que estoy haciendo y me voy unas horas a la playa.
Sin celular, sin nada que me diga qué pasa en el mundo, mi cerebro se empieza a relajar y luego por sí solo comienza a trabajar en ideas muy valiosas a las que no iba a llegar simplemente forzando el pensamiento.
Puede ser un buen síntoma
Cuando nos sentimos ociosos es bueno pensar por qué nos sentimos así.
A mí me ha ayudado a darme cuenta de que estaba llevando una mala alimentación, malos hábitos de sueño o que no tenía claridad en mis objetivos.
Reconocer la razón de tu ociosidad es muy útil para atacar el problema de fondo.
Los red flags
Resolver el problema de la mala relación que tenemos sobre la ociosidad empieza por reconocer los red flags de que nosotros —o nuestro entorno laboral— no está generando un espacio sano para el ocio.
Algunos red flags para detectar una relación tóxica con la ociosidad:
Sientes presión por querer trabajar más horas
El burnout se está contagiando entre las personas que trabajan contigo
Sufrir por el trabajo se considera virtuoso en tu círculo laboral
La apariencia de trabajar duro es más importante que el resultado
Sientes miedo o culpa de tomar vacaciones o un descanso
El trabajo parece inacabable o sin sentido
¿Cómo mejorar tu relación con la ociosidad?
Date crédito por todo lo que haces. Hay muchas actividades que realizas que no las consideras típicamente como trabajo pero que sí generan valor.
Limita tus tareas a un período de tiempo específico. Si te dices que tienes 4 horas para hacer algo, siempre vas a tender a expandir el trabajo para llenar ese espacio. Acota tus tiempos para también descubrir en qué eres más eficiente.
No hagas nada. Dedica aunque sea 10 minutos al día a no hacer absolutamente nada, a no tener un propósito, a no planear, a no pensar, a no cambiar. Tienes el resto del día para preocuparte de esas cosas.
Deja de trabajar duro y trabaja inteligente.
Concéntrate en actuar rápido » equivocarte » aprender » adaptarte » seguir
Esa idea que llevas pensando varios meses la puedes hacer realidad en un fin de semana. No uses ni la educación ni la preparación como una excusa para no actuar y LANZA YA ⚡️
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