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La necesidad de tener una anti-visión

Una visión te marca el camino. Una anti-visión te ayuda a no desviarte.

Te paralizaste mientras trabajabas en una nueva idea. No sabes qué camino tomar y, cual sea la ruta que consideres, te llena de dudas y de temor porque no sabes si es la decisión correcta.

Luego viene la procrastinación y cuando te das cuenta, pasaron 2 horas, no avanzaste nada y has quedado con más dudas e inseguridades que al inicio.

Nada de esto te hace sentido porque ayer tuviste esa gran idea y en ese momento lo veías todo con claridad, entendías cómo cada pieza encajaba y el futuro se veía seguro y prometedor. Le comentaste tus planes a varias personas y tus palabras fluían con emoción cuando lo hacías. ¿Qué pasó? ¿Por qué hoy todo lo ves oscuro? ¿Por qué ya nada hace tanto sentido?

No te has paralizado y te has llenado de inseguridad porque estás haciendo algo mal, lo has hecho porque estás haciendo algo bien. Así se siente cuando decides hacer cambios relevantes en tu vida y trabajar para el futuro que deseas crear. Estás en el momento y lugar en el que deberías estar. Tienes que empezar, tienes que seguir.

Así ha sido mi experiencia al dejar de lado el emprendimiento tradicional y dedicarme a ser indie hacker, o volverme un startup de una sola persona.

Claro, es fácil decir todo esto pero ¿cómo lo pones en práctica en tu vida?

Hoy te comparto el concepto de desarrollar una visión y una anti-visión del futuro para ayudarte a actuar en esos momentos donde tus objetivos dejan de tener sentido y la inseguridad te impide desarrollar un proyecto que —cuando lo imaginaste por primera vez— te emocionó muchísimo.

Te doy al final unos pasos prácticos para definir tu visión y anti-visión y te comparto unas ideas adicionales sobre cómo aprovechar tu entusiasmo y evitar el autosabotaje.

La calidad de tu enfoque y tus logros

Seguro te puedes identificar con la situación donde tienes una buena idea y te convence mucho la posibilidad de que funcione pero terminó archivada en ese gran estante de geniales ideas que no llegaron a ser más que eso: ideas.

En lo que sea que te enfoques y dediques tu energía creativa, vas a crear más de ello.

Suena esotérico y pseudo-científico hablar de una “ley de atracción” (incluso está, con buenas razones, categorizada como pseudociencia en Wikipedia), pero yo no me estoy refiriendo a algo místico, sino tan solo al hecho de que cuando tus pensamientos y acciones están enfocados en algo en particular —por ejemplo aprender un nuevo idioma, escribir un libro o crear una empresa— tu mente, ya sea de forma consciente o inconsciente, empieza a encontrar patrones y ver oportunidades que antes no veías y esto “atrae” más de lo mismo, es decir, empiezas a consumir más del tema, a interactuar con otras personas que están en una situación similar y a tener más ideas que orbitan tu foco principal.

Es lo que ocurre cuando uno emprende. Pones toda tu energía en crear un nuevo producto o una empresa y empiezas a ver los problemas con los que te cruzas en el día a día como oportunidades, aún así no sean tus problemas. En las conversaciones que tienes con otras personas siempre tratas de detectar si te están hablando sobre un desafío y piensas cómo tú lo enfrentarías, o qué solución podrías crear para ayudar a otras personas que pasan por lo mismo.

¿Qué ocurre entonces cuando esa gran idea que tuviste la empiezas a trabajar y de pronto, muy cerca a empezar a ejecutar, ya no suena a que es una idea tan buena?

De pronto ves todas las formas en las que puede fallar y no solo dudas de que puedas hacerla realidad sino incluso de si realmente deseas hacerla realidad porque ya no tiene sentido.

Te paralizas, te convences de que la idea la tuviste en algún extraño momento de delirio y concluyes que lo mejor es seguir con la vida que ya tenías.

Yo he pasado muchas veces por ese ciclo y lamento decirte que si no rompes ese círculo vicioso, no vas a lograr nada.

Para esto es que es útil tener una visión de lo que quieres lograr. Esto lo debes haber escuchado innumerables veces pero hoy quiero agregar algo más a ese concepto y profundizar en algunos aspectos del proceso para no solo ayudarte a crear una visión, sino también mostrarte cómo regresar a ella en los momentos donde sientes que nada tiene sentido y utilizarla para crear otra herramienta muy útil: la anti-visión.

El impulso del entusiasmo

La pasión es el impulso del entusiasmo y la semilla de la pasión es ese momento de claridad, ese “momento ¡ajá!” en el que tuviste una idea y sabes que la tienes que hacer.

Los peros e inseguridades vienen después.

La diferencia entre tener una fantasía y la inspiración real es que la fantasía viene acompañada de duda porque sabes que no es real, por mucho que sea una duda placentera, solo estás soñando despierto.

El momento de inspiración no trae nada de eso. La inspiración viene con el entusiasmo de saber lo que tienes que hacer ahorita, no en un futuro indeterminado sino en ese mismo momento, porque el presente es lo único que podemos calificar como real.

Luego empiezan las dudas y esa voz interna que te dice que no puedes y te muestra todas las formas en las que puedes fallar.

Esas dudas son necesarias porque debes empezar a verlas como desafíos. Los desafíos son oportunidades para crecer o para apuntar hacia otra dirección. Un desafío trae un problema y para un problema hay una solución y tu trabajo es encontrar o crear esa solución, pero las personas se enfrascan en el desafío sin ver más allá o se paralizan por el temor a fallar.

Fallar es parte del proceso y por eso yo creo que la mejor forma de convertir fracasos en aprendizajes es aprender a fallar en los escenarios adecuados (método PHAL) y una gran forma de lograr esto es volviéndote un startup de una sola persona o el modo “indie hacker”.

Los componentes de la visión

No importa qué tan poco ambicioso sea el desafío, lo importante es que sea relevante para ti.

Un desafío es tan solo un gran problema y un gran problema abruma, por eso es útil subdividir el problema mayor en muchos problemas más pequeños.

Elabora una lista de todos esos problemas menores que debes solucionar para enfrentar el desafío y eso va a ser tu paso a paso, tu hoja de ruta que te guía hacia a tu destino.

Ahora visualiza ese destino, pero no solo eso, imagina claramente cómo ves a tu yo del futuro cada vez que soluciona uno de los problemas de tu lista. Es como imaginar todas las paradas que vas a hacer en un viaje por tierra desde un extremo al otro de tu país.

Esa es tu visión, que no solo abarca el destino sino las escalas hacia el mismo.

¿Por qué es importante incluir todo esto? Porque cuando tomas caminos difíciles, cuando escoges enfrentar los desafíos, vas a pasar por innumerables momentos de duda, inseguridad y te vas a querer rendir y las cosas van a perder el sentido.

Es ahí que debes darte cuenta de que estás cayendo en la trampa de concentrarte en el desafío y no en la solución. Cuando ocurra eso, regresa al big picture que te brinda tu visión. Visualiza cómo es tu vida luego de haber cumplido tu visión y anda recorriendo hacia atrás los pasos que trazaste para ese camino hasta llegar de vuelta al momento de inspiración inicial donde sabías bien lo tenías que intentar y que debías hacerlo ya mismo.

Ahora, ¿hay algo más que te ayude a retomar el camino? Así como una visión nos ayuda a regresar al momento de inspiración, una anti-visión, la pesadilla que imaginamos para el futuro, es una técnica útil para alinear nuestros pensamientos y acciones.

Tú eres tu principal obstáculo

Las voces internas que te dicen que no puedes, que te estás equivocando y que te describen todos esos futuros potenciales donde tus planes fallan, son una ilusión, solo viven dentro de tu imaginación y tus pensamientos. Y particularmente la sociedad occidental vive bajo la eterna ilusión de identificarse con sus pensamientos. Esto no significa que esa ilusión no sea útil para algunos casos.

Yo creo que es más fácil saber lo que no quieres en tu vida —porque lo has experimentado—  que saber lo que quieres, que tan solo lo has imaginado.

Es más fácil saber que no quieres tener una relación tóxica con una pareja porque has sufrido relaciones tóxicas en el pasado, que saber qué quieres realmente en una pareja ideal cuando aún no la has conocido y probablemente tu modelo de pareja ideal ni siquiera existe.

Tener claridad sobre lo que no quieres en tu vida se vuelve una herramienta que complementa tu visión y te que te ayuda a re-alinear tus pensamientos y acciones cuando caes en momentos de confusión y duda.

No solo eso. Tener una anti-visión va a prevenir que tengas una victoría pírrica, eso es cuando lograste tu objetivo pero perdiste tanto en el camino que tu victoria empieza a verse más como una pérdida.

Querías dejar de trabajar para otros, ser independiente, lanzar tu propio emprendimiento y vivir de eso, con tus reglas y tus horarios. Y mira, ¡lo lograste! pero en el camino perdiste tu salud, tu familia y tus amigos.

¿Realmente valió la pena lograr lo que querías? Ganaste la guerra pero perdiste tantas batallas que la victoria no merece ser celebrada.

Tener una anti-visión te ayuda a ganar la guerra y ganar las batallas.

Creando la anti-visión

¿Cómo trazas una anti-visión? Te sugiero aquí unos pasos prácticos para esto.

Así como la visión incluye el objetivo final (el big picture) y los pasos que te llevan a esa meta, la anti-visión empieza con tu escenario de pesadilla, lo que yo llamo el gran horror.

¿Cómo es esa situación en la que definitivamente no quieres estar? Si tu visión es ser independiente, dedicarte tiempo completo a tu emprendimiento, ¿cómo se ve tu gran horror? Tal vez llegando a los 65 años trabajando en una oficina de 9 a 5 para alguien más y con el pensamiento constante de "debí haberlo intentado". ¿De horror no?

Tu gran horror también está compuesto por una serie de pasos que lo hacen realidad. Hazte estas preguntas para determinar cuáles son:

  • ¿Qué es lo peor que puedo perder en el proceso?

  • ¿Qué acciones diarias me perjudican?

  • ¿Qué es una ilusión de que estoy avanzando?

Tu objetivo no tiene por qué ser tan ambicioso para poner en práctica esto.

Te pongo de ejemplo mi experiencia personal con la salud física (y mental). Yo no espero tener el cuerpo para una portada de revista de fitness y poder cargar 3 veces mi peso —eso es una fantasía—  pero sí quiero estar satisfecho con cómo me veo, quiero no padecer de dolores en la espalda y el cuello y quiero tener suficiente flexibilidad y resistencia para poder hacer varias rutinas de ejercicios parado de manos (me gusta mucho pararme de manos). Y todo esto lo quiero hacer entrenando en mi casa o con lo que tenga a la mano en espacios públicos cerca mío. Esa es mi visión. Mis pasos hacia eso son:

  • Dedicar un momento de mi día a estirar y entrenar.

  • Cocinar mi propia comida y saber cuánto debo comer.

  • Aprendiendo a descansar.

Lo peor que puedo perder en el proceso:

  • Ser esclavo de un horario y tipo de entrenamiento y estresarme si algo me cambia el día.

  • No poder nunca salir a comer de forma social porque me obsesiono con mi propia comida.

  • Tener que entrenar aunque me sienta muy cansado y terminar odiando el proceso.

¿Qué acciones diarias me perjudican?

  • No tener idea de qué voy a comer.

  • No tener una rutina básica.

  • Dormir poco y mal.

¿Qué es una ilusión de que estoy avanzando?

  • Entrenar constantemente pero cansado y de mala gana.

  • Pensar que porque una actividad está anotada en mi calendario en verdad la voy a cumplir.

  • Acostarme tarde y pensar que lo compenso durmiendo más tiempo.

Esto me da una claridad bien amplia de cuáles son los malos hábitos que debo evitar y de qué formas voy a intentar autoengañarme.

Entendiendo esto puedo crear una estrategia:

  • Para ser flexible con mi entrenamiento: entendiendo cuál es el principio fundamental del entrenamiento que sigo y practicar ejercicios alternativos que cumplan con el mismo principio básico.

  • Para aprovechar bien mi tiempo y mi descanso: teniendo un horario fijo de actividades y un horario “comodín” que puedo usar de respaldo cuando el día se me complica, así como dos días de descanso intercambiables.

  • Sobre la comida: principios fundamentales otra vez. Sé cuáles son los componentes nutricionales que debo consumir diariamente. Si tengo que comer fuera, puedo encontrar alternativas. En el peor caso, mantengo dos comidas libres a la semana (de las 21 comidas que consumo en la semana).

  • Sobre el cansancio: aunque mi día es flexible, mi horario de sueño es estricto porque una mala noche, con suerte, arruina mi día pero lo más probable es que arruine mi semana. Para eso mantengo una hora fija en la que me preparo para ir a dormir, solo utilizo luces rojas en ese período y no reviso el celular. Es muy estricto pero las consecuencias de no hacerlo es otra anti-visión —que la he experimentado demasiado— donde soy un zombie todo el día.

El mismo criterio aplico a otros aspectos de mi vida. Desde que me dedico de lleno a ser indie hacker, periódicamente me abrumo con dudas e inseguridades. Me pongo a pensar si voy a fallar, si acaso no es estúpido intentar algo así en Latinoamérica, si soy capaz de aprender todas las habilidades que me faltan para conseguir lo que quiero con mi startup de un sola persona.

Es ahí cuando utilizo la visión de lo que quiero alcanzar y regreso a mi momento de inspiración.

Vuelvo a ser consciente de todos los pasos que hay en el camino y recuerdo que debo practicar la paciencia y la resiliencia. Y que la ilusión que debo evitar es que puedo progresar en la vida sin la necesidad de cambiar, experimentar y sin equivocarme.

Y como todo esto a veces no es suficiente, visualizo mi gran horror…sentado 8 horas frente a una computadora haciendo mucho…pero logrando nada.

¿Te identificas con esta escena de horror? Actúa YA.

XTIAN

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