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Deja de aprender
Cuando la educación se vuelve algo negativo
¿Sabes que te está haciendo mal aprender?
Suena ridículo y contradictorio a todo lo que siempre has escuchado acerca de nunca dejar de aprender, de que el conocimiento es poder y que invertir en educación siempre es una buena inversión.
Pero como todo en la vida, hay una parte oscura y negativa a estas afirmaciones.
Tal vez no necesitas leer todo este newsletter para darte cuenta de lo que estoy diciendo si es que te empiezas a identificar con esta situación:
“Cada vez que piensas trabajar en una nueva idea importante corres a leer libros los libros más recomendados, escuchar tus podcasts favoritos o buscar videos sobre el tema…y nunca ejecutas la idea”
Te estás equivocando si crees que la educación eterna te va a preparar mejor. No has sido consciente de cuando pasaste del aprendizaje contínuo al aprendizaje eterno y caíste en este círculo vicioso del aprendizaje que es tan gratificante porque es muy cómodo y nos aleja del peligro y de la sensación del fracaso.
Pero también nos aleja de poner en acción nuestras ideas y hacerlas realidad.
¿Esto significa que debes dejar de educarte? No, para nada. El punto de esto es que no conviertas la educación en una forma elaborada de procrastinación y que, más bien, puedas optimizar el aprendizaje constante ayudándote de la acción, el fracaso y la adaptación.
Reconocerlo es solo el comienzo pero ese paso ya es difícil por todas las ideas erróneas que la sociedad tiene acerca de la educación y el horror a equivocarse.
Hoy te quiero mostrar cómo reconocer que estás cayendo en este vicio, por qué entramos ahí en primer lugar y cómo salir del mismo para no permitir que el aprendizaje se vuelva en algo negativo para ti.
La adicción al aprendizaje eterno
¿Por qué entramos al círculo vicioso de aprender?
Iniciar algo nuevo suele generar una parálisis porque somos seres de hábitos, reacios al cambio. La comodidad de mantener las cosas como son es el primer obstáculo que una persona que emprende o que busca crecer personal y profesionalmente debe superar.
El decidir escapar de la comodidad es ya un gran logro, pero solo es el primer obstáculo. No basta con detenerse al inicio del camino mirando hacia el horizonte, hace falta recorrerlo.
Y esto trae una sensación de inseguridad porque nos enfrentamos a lo desconocido y pocas veces sabemos realmente qué tan largo es el camino a recorrer.
La inseguridad agita el miedo a fallar y lo natural es querer prepararse con conocimiento para enfrentar lo desconocido.
En primera instancia esto está bien y es lo adecuado pero el problema es que es muy fácil caer en el círculo vicioso de aprender eternamente porque el prepararnos mediante la educación empieza a reducir nuestro miedo al fracaso y se siente bien.
Nos genera en el cerebro un efecto similar al que nos da el ejecutar nuestras ideas y lograr nuestros objetivos pero sin sufrir los perjuicios de la acción.
Y mientras más lo haces la adicción aumenta porque es una gratificación rápida, segura y, sobre todo, es un acto lógico, coherente e intuitivo porque ¿cómo no quisieras tener suficiente conocimiento para enfrentarte a lo desconocido?
Es así que lo que inició como una actividad necesaria para lograr nuestros objetivos se convierte en una excusa para justamente no alcanzarlos. Se torna en una forma muy sofisticada de procrastinación.
Procrastinación elaborada
Piensas que estás progresando porque sientes que te estás volviendo un “experto” en el tema. Has leído los libros, has visto los videos y hasta tal vez has ido a las conferencias.
¿Has aprendido algo nuevo? De seguro que sí pero ¿eso realmente te ha acercado de manera eficiente a tus objetivos? No necesariamente.
No se ve como procrastinación porque la educación la pensamos siempre como una inversión y como algo importante pero podemos caer en estar utilizándola como una malla de seguridad para evitar que nos enfrentemos a tomar riesgos.
Mantenerse en el estado perpetuo de “modo de preparación” no es tan distinto a la tendencia de intentar perfeccionar un proyecto con la excusa de que no está listo para ser lanzado.
Es, otra vez, una extensión del temor a ejecutar, del horror al fracaso.
Un proyecto, un producto o un emprendimiento no es un sistema estático sino que es como un ser vivo que nace, crece, evoluciona y eso no se puede lograr sin ponerlo en acción, sin dejar que viva y sin dejar que sufra y aprenda de los problemas.
Una manera fácil de quedarse eternamente en modo preparación es el síndrome del objeto brillante.
Persiguiendo cualquier objeto brillante
Hay un récord Guiness en la industria de videojuegos que definitivamente no lo quieres ganar si eres de la industria.
Duke Nukem fue una serie de videojuegos que en la década de los 90s tuvo un éxito inmenso. No solo en términos de ventas sino en la propia cultura de los videojuegos. Fue elogiado por algunos críticos como un videojuego perfecto y comparado con clásicos de culto como Doom.
Tal vez el éxito fue lo que sembró su futuro fracaso.
Luego de la gran acogida que tuvo Duke Nukem 3D, la empresa creadora anunció en 1997 que empezaban a trabajar en la siguiente entrega que, proféticamente, se llamó Duke Nukem Forever.
Este videojuego tomó 14 años en ser lanzado y se volvió un clásico ejemplo de vaporware que se refiere a los productos tecnológicos que se anuncian pero que nunca se lanzan. Esta ridícula demora, entre varios otros premios indeseados, le hizo ganar el récord Guiness.
Hubo muchos problemas en esos 14 años pero uno que afectó muchísimo fue que en repetidas ocasiones se tomó la decisión de cambiar la tecnología base a una más “moderna”.
¿Te puedes identificar con esa historia? La distracción que causa cada “nueva” tecnología que aparece, cada nueva herramienta o metodología que en las redes sociales te dicen que tienes que aprender.
Ese es el síndrome del objeto brillante. El quitar el foco de tus problemas inmediatos para perseguir cualquier hype o novedad y saltar así a la siguiente que aparezca.
Cuando estás trabajando en sacar adelante un nuevo emprendimiento es fácil dejarse llevar por esto porque te sientes poco preparado, sientes que vas a perder una oportunidad y que necesitas aprender esto nuevo para asegurar el éxito.
Y en particular para los proyectos tecnológicos, mi experiencia desarrollando tecnología hace más de 25 años ha hecho que esté convencido de que la mejor tecnología es la que a ti te sirve, la que resuelve tus problemas. A tus usuarios no les interesa qué lenguaje de programación uses o a cuál servicio cloud despliegues tus aplicaciones. Les interesa que tus productos resuelvan sus problemas. Eso es todo.
Así como necesitas saber qué aprender necesitas también decidir qué no aprender.
Y sobre aprender, yo creo que no hay manera más efectiva que aprender actuando.
Aprender actuando
Tengo la suerte de llevar más de 8 años siendo mentor en los programas educativos de Wolfram Research donde todos los años entre los meses de junio y julio se realiza un summer school de 3 semanas en la ciudad de Boston (2 semanas en la versión para estudiantes de secundaria) que está compuesto por estudiantes no solo muy brillantes sino con backgrounds muy diversos y un amplio rango de edades.
Algo que particularmente me gusta es que es un evento centrado en aprender haciendo y en producir un resultado tangible al final del programa.
El principio básico es que los estudiantes llegan a Boston con una idea y, luego de que la discutimos con el o la estudiante y Stephen Wolfram (CEO y fundador de Wolfram, la empresa que organiza este evento), los mentores guíamos a los alumnos para que hagan realidad su idea.
Esto resulta en que al final de las 3 semanas han creado un prototipo, un MVP, una publicación o alguna otra forma que signifique que su idea la han plasmado en la realidad. Tal vez lejos de un producto final pero algo que ya genera valor y es consecuencia de haber ejecutado y aprendido en la marcha ya que las personas que participan de este evento usualmente llegan sabiendo poco o nada de la tecnología que produce Wolfram.
Aprender actuando es creo que la forma más eficiente de educarte porque recibes feedback más rápido de tus errores y eso te permite corregir lo que has hecho mal e identificar qué otras cosas nuevas debes aprender.
Nadie aprende a nadar tan solo viendo videos de YouTube. Es necesario lanzarse al agua para poner a prueba los conocimientos.
Además, nuestros cerebros no funcionan como en The Matrix donde simplemente descargamos información y "ya sabes Kung-Fu".
La educación que consumes leyendo, escuchando o mirando va a pasar por tu propio filtro que es único. Tú no le vas a prestar atención a los mismos detalles que otra persona o no vas a razonar ciertos conceptos igual que el resto.
Por ello es que al tomar acción no estás ejecutando el contenido que está en el libro o en el video sino tu propia versión filtrada que se tiene que también adaptar a tu propia forma de ejecución.
Al hacer esto vas a estimular otras áreas de tu cerebro y esto te va a llevar a que asimiles mucho más el aprendizaje.
Como todo en la vida hay excepciones. Existen proyectos que sí necesitan una acumulación previa de mucho conocimiento, como ocurre en proyectos de investigación científica pero la diferencia es que ahí la acumulación del conocimiento tiene un objetivo bien definido.
Aún así, una de las bases de la ciencia es la experimentación y un experimento no se hace (o al menos no se debería hacer) condicionado a esperar un resultado en particular. Se hace para, mediante la prueba y el error, entender qué funciona y qué no y aprender.
Detener tu educación para actuar no significa no prepararse ni que vas a dejar de aprender sino que vas a aprender de la experimentación en la marcha y seguir dando pasos hacia adelante.
Sé un aprendiz contínuo, no un aprendiz eterno.
¿Cómo ser un aprendiz contínuo y no un aprendiz eterno?
La mala noticia de esta historia es que, si eres una persona curiosa y emprendedora, la adicción al aprendizaje siempre va a estar ahí, no la vas a poder eliminar. La buena noticia es que la puedes reconocer y controlar.
¿Cómo escapar del círculo vicioso de aprender?
Te sugiero unas acciones para que puedas controlar la adicción al aprendizaje:
Sé consciente de los triggers que la generan en ti.
Confía más en tu habilidad para resolver situaciones (es tu habilidad natural).
No caigas en las publicaciones en internet que te urgen a "aprender más". Aprende por necesidad no por hype.
Date cuenta de que no siempre es falta de información sino falta de habilidad y eso requiere acción para desarrollarla.
Detén tu aprendizaje y actúa. Esto no significa que no vas a aprender sino que vas a poner en práctica lo que has estudiado y seguir aprendiendo en la marcha. Siempre puedes tomarte una pausa para solo enfocarte en estudiar pero luego reiniciar siempre la acción.
Ten una idea clara de tu MVK (Minimum Viable Knowledge), es decir, el conocimiento mínimo viable.
El MVK, o conocimiento mínimo viable, es el conocimiento mínimo que necesitas para empezar a actuar.
De nuevo, esto no significa que vas a dejar de aprender o que vas a estudiar muy poco sino que lo vas a hacer en una iteración eficiente aprendiendo lo mínimo e indispensable para actuar, poner en práctica el aprendizaje para recibir feedback inmediato, solidificar el aprendizaje y definir qué más tienes que seguir aprendiendo.
¿Cómo definir tu conocimiento mínimo viable (MVK)?
Cuando vayas a empezar a trabajar en una idea, un proyecto o un emprendimiento, te sugiero el framework MIRA para definir tu MVK:
Meta
Inicio
Requisitos
Acción
Meta: establece tu objetivo
Define qué es lo que quieres lograr
Ejemplo: Quiero diseñar una aplicación móvil básica.
Inicio: encuentra el primer reto a superar
¿Cuál es el primer problema que necesitas resolver para acercarte a tu objetivo?
Ejemplo: Necesito aprender a usar una herramienta para prototipar apps
Requisitos: Identifica lo esencial que necesitas aprender
Solo adquiere el conocimiento necesario para empezar.
Ejemplo: Aprender lo básico de Figma para empezar a crear el diseño del app
Acción: Ejecuta y mejora con cada paso
Implementa, aprende y ajusta en cada etapa
Ejemplo: Con lo básico que sé de Figma, empiezo con mi prototipo y cada vez que me encuentro con algo que no sé y necesito, aprendo cómo hacerlo y sigo mejorando mi prototipo.
No es dejar de aprender, es aprender a aprender
La próxima vez que decidas aprender más sobre algún tema para tu proyecto o emprendimiento, detente y pregúntate si realmente necesitas aprender eso ahorita o es tan solo una excusa para no actuar.
No estás limitando tu aprendizaje, no te estás privando de educarte en nuevas áreas, estás tan solo volviéndote más eficiente a la hora de aprender.
El único conocimiento que necesitas al inicio es saber qué requieres para empezar y tomar acción. La acción pone a prueba tu conocimiento y te da feedback sobre qué más aprender.
Aprendes > actúas > descubres qué más aprender y corregir > aprendes > sigues actuando
No permitas que aprender se vuelva algo malo para ti.
¿Tienes una idea? Aprende lo que necesitas para empezar y ¡LANZA YA! ⚡️
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