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Lo vas a hacer mal cuando recién empieces

Ser terrible al iniciar algo nuevo es natural, útil y necesario

Perdiste todos los ánimos luego de estar practicando y poniendo esfuerzo en eso nuevo que empezaste a hacer hace poco más de un mes.

¿Empezaste a ir al gym y sientes cero progreso? ¿Estabas aprendiendo un nuevo idioma y aún no sabes ni preguntar dónde está el baño? ¿O era ese nuevo emprendimiento que iniciaste y no avanza… y ¿qué sentido tiene entonces de seguir?

Piensas, con buenas razones, que lo estás haciendo mal, que tu esfuerzo no rinde y te comparas con el resto que está mucho más adelante en el camino y simplemente no te entra en la cabeza la idea de que vas a poder lograr ese nivel.

Si tu intención es emprender —o crecer como persona o profesional— y tu razón para darte por vencido en nuevas aventuras es sentir que lo haces mal, que no avanzas, te adelanto que estás en lo correcto, no vas a avanzar.

Aprender algo nuevo es intimidante porque te enfrenta a tu ego y eso es porque tú eres tu principal obstáculo.

En vez de tomar este sentimiento como una desmotivación, aprovéchalo porque significa que te estás arriesgando a recorrer otros caminos.

Aquí te explico por qué es natural y necesario sentirse así al inicio, cómo reconocer este estado y evitar que esto te haga rendirte.

Hacerlo mal al inicio es necesario y útil

Sentirte tonta o tonto al inicio de un nuevo emprendimiento es necesario y, sobre todo, lo puedes aprovechar.

La incomodidad que sientes al verte incapaz de progresar en tu aprendizaje debe hacer que recuerdes que lo que estás enfrentando es un problema y para un problema hay una solución.

Desarrollar la capacidad de ver los problemas como desafíos y rutas de crecimiento es una habilidad transversal a muchos campos personales y profesionales y que se origina de aprender a volver a tu momento original de entusiasmo y construir los pasos hacia tu visión (y anti-visión).

Por ello, al empezar algo nuevo haz el ejercicio de recordar que vas a hacerlo mal, que te vas a sentir estúpidx aún así lo estés haciendo bien. Que si no te sintieras así nunca tendrías reales motivaciones para aprender nuevos temas.

Pero este momento de inseguridad es también el período donde la probabilidad de que abandones tus planes aumenta y, peor aún, cuando te encuentras constantemente rodeada de personas “exitosas” o muy inteligentes.

La otra cara de rodearte de personas inteligentes

Debes haber escuchado muchas veces que “debes rodearte de personas más inteligentes que tú” y que “tú eres el promedio de las 5 personas que te rodean”, pero ¿qué tan acertado es esto?

Quiero discrepar de estas afirmaciones, al menos de manera parcial, porque parten de suposiciones sospechosas de estar equivocadas.

Primero, ¿quiénes son las personas que te rodean? Tómate 30 segundos para identificar quiénes son las personas con las que tienes interacciones más cercanas. Ahora, de esas personas…¿cuánto de lo que comparten solo ocurre a través de redes sociales? Tal vez no es la mayor parte pero esas interacciones, por menores que sean, pasan a través del filtro de éxito, felicidad, y perfección que es usual en las redes.

Nuestro cerebro —al menos parte de él— está condicionado a crear una narrativa de la realidad que lleva a que interpretemos como verdad escenarios que somos conscientes de que no lo son.

Nos vemos constantemente expuestos a estas versiones maquilladas de la realidad que las personas fabrican para sus publicaciones en redes con las que inevitablemente nos comparamos y eso le agrega una carga mental adicional a la sensación que ya tenemos de ser principiantes o de ser terribles en una nueva actividad.

Además, por muy sincera que sea la exposición en redes sociales, es muy común solo ver la punta del iceberg. Los logros están expuestos para contribuir a la marca personal pero no suelen incluir todo el esfuerzo e historial de fracasos que los llevaron a ese punto.

Segundo, ¿qué criterio utilizas para evaluar si una persona es inteligente o no? ¿Es porque tiene ideas que, para ti, siempre son originales? ¿porque maneja un tema que tú conoces pero a un nivel mucho más profundo?

Sea cual fuere el criterio que utilices, analiza qué tan sesgado es y si tu métrica se sostiene desde otros puntos de vista.

La mayoría de personas con las que trabajo o interactúo han desarrollado sus carreras en tecnología o investigación científica y algo que he notado es que varias personas de campos menos técnicos —cuando escuchan hablar por ejemplo a un científico— su reacción es “no entendí nada de todas esas cosas científicas que habló…es súper inteligente”.

Yo me atrevo a cuestionar si la inteligibilidad de un discurso técnico es realmente reflejo de la inteligencia de quien lo da.

Otra versión de la visión estrecha que tenemos sobre la inteligencia de las demás personas es pensar que son igual de hábiles o lúcidos en diversas áreas.

Esto ocurre a menudo cuando vemos a un especialista demostrar sus capacidades en un tema muy particular y extrapolamos su autoridad a otros dominios.

Creo que esto se nos puede hacer muy familiar cuando hemos visto a expertos en un campo que, aprovechando la audiencia que han creado en base a su prestigio en el tema, deciden que el paso natural es dedicarse a la política donde, para tragedia de los ciudadanos, terminan fracasando desvergonzadamente.

¿Con esto quiero decir que no te rodees de personas inteligentes y que la gente experta en un tema son una farsa?

No, lo que sugiero es que seas consciente de que las personas inteligentes y exitosas que te rodean, en algún momento de su trayectoria estuvieron en el mismo lugar que tú al empezar algo nuevo. También se sintieron inútiles, incapaces y lejos de su objetivo y fue tras un largo camino plagado de obstáculos, errores y perseverancia que los llevó a donde están ahora.

Y ese lugar donde están ahora no es transversal a toda su vida. Existen áreas o habilidades en las que tú probablemente seas el experto para ellas, pero su status de autoridad en su tema nos hacen sobrestimar sus capacidades y subestimar las nuestras.

Estar abiertos a aprender constantemente es una condición necesaria para crecer personal y profesionalmente.

Pero aprender, como todo en la vida, viene con precauciones. Con la enorme cantidad de información que tenemos a nuestra disposición, debemos escoger qué aprender y no convertir el aprendizaje contínuo en aprendizaje eterno como una excusa para no actuar.

Aprender a aprender

Ya decidiste aventurarte a empezar algo nuevo, a aprender lo que necesitas para sacarlo adelante y no solo te das cuenta de que son muchísimas cosas las que debes aprender sino que encuentras cientos de métodos distintos para hacerlo y, para cada uno, un video en YouTube que te dice por qué su método es el correcto y los otros no sirven.

Entras a Twitter para buscar opiniones y tu feed te bombardea con otros nuevos temas que la gente dice que debes aprender inmediatamente porque solo un futuro oscuro te espera si no lo haces y que resulta que todo lo que planeabas aprender te dicen que es inútil y ya pasó de moda.

¿Te suena conocido ese escenario? Si trabajas en tecnología es el día a día con “expertos” —que muchas veces nunca han desarrollado tecnología— metiendo terror sobre cómo la IA va a quitarte el empleo la próxima semana y los 50 nuevos frameworks fullstack que necesitas manejar porque sino todas tus aplicaciones van a destruirse en 24 horas.

La avalancha de información sobre qué aprender necesita un contrapeso de nuestro lado sobre qué NO aprender, porque la realidad es que nuestro tiempo es finito y la información es, en la práctica, infinita.

No aprendas muchas cosas al mismo tiempo

Si ya te sentías tonta o tonto mientras estás en las etapas iniciales de aprender algo nuevo, ¿no te parece un autosabotaje reforzar esa sensación al aprender varios temas simultáneamente?

La estrategia es ser consciente de que, aunque vas a tener que aprender muchas cosas en el camino hacia tu visión, mantén una mentalidad de largo plazo y prioriza los temas que debes aprender y empieza por el que encuentra el mejor balance entre ser el más urgente y el que más te gusta.

Y lo más urgente no necesariamente es lo más brillante.

Persiguiendo cada nuevo objeto brillante

Nos dicen que tenemos que estar siempre actualizados, al tanto de las tendencias y aprender todo lo nuevo que aparece. A un nivel superficial hace sentido pero ¿lo hace a un nivel práctico?

La realidad es que no tenemos ni el tiempo ni la capacidad para aprender cuanta cosa nueva aparece. Pero, además, ¿nuevo significa mejor?

Hay personas y empresas que viven de hacerte creer que el último modelo, el último framework o la última tendencia es la mejor porque es nueva. Y a veces estas personas promocionan las novedades ¡y ni las usan ni las entienden! Pero es su “trabajo” agitar ese fear of missing out (FOMO por sus siglas en inglés) porque lo aprovechan.

El ecosistema blockchain en particular ha sufrido mucho por cada “crypto bro” que te dice que las criptomonedas solucionan todos los problemas de la vida y que TIENES que comprar X moneda porque es el futuro. Estos crypto bros confunden vender y comprar monos y moneditas con desarrollar y entender la tecnología. 

Bueno mucha queja…

Mi punto es que no puedes distraerte con cada nueva tecnología o tendencia que alguien en las redes sociales te dice que es importante. La mayoría es humo. Además, cuando algo “novedoso” llega a las redes sociales, es novedad para el público general. Esas innovaciones comienzan mucho antes en foros técnicos, papers o algunas conferencias.

Concéntrate en las herramientas que solucionan los problemas inmediatos que estás resolviendo para alcanzar tu visión.

La mejor tecnología es la que a ti te sirve.

Decide qué no aprender

Para poder filtrar entre el humo y lo realmente útil te recomiendo esto:

  • Lista los temas que están en tu radar y que te interesan. Identifica qué problemas te resuelven.

  • Escoge los que resuelven tus problemas inmediatos.

  • Incluye los temas que ya conoces bien pero que profundizar en ellos te suma mucho.

  • Quita los que, con el conocimiento que tienes de ellos actualmente, resuelves tus problemas.

  • De los que sobran, pregúntate si realmente te suman valor ahorita o son solo hype o FOMO. Estos normalmente los identificas porque son trending topics y mucha gente te dice que “tienes que aprender esto”

Reconociendo nuestra estupidez

La próxima vez que decidas aprender algo nuevo y luego de haber filtrado todo lo que NO debes aprender, hazte este recordatorio:

“Durante los siguientes días me voy a sentir muy estúpidx”

Recuerda que sentirte incapaz frente a algo nuevo es natural y necesario porque si nunca te sintieras así no tendrías motivación para seguir aprendiendo.

Pero como esta es la etapa donde es más probable que te des por vencido, es bueno tener claridad sobre los pasos naturales del proceso de aprendizaje:

Incompetencia inconsciente

Lo más probable es que alguien novato en un tema empiece en este paso. Es la etapa donde no sabes lo que no sabes. Crees saber lo que vas a aprender pero no asimilas aún la cantidad de detalles y complejidades que se vienen en el camino.

Incompetencia consciente

Si no sabes cocinar anda y busca un tutorial en YouTube sobre algún plato (o si sabes cocinar, un plato que nunca hayas preparado).

En el tutorial probablemente se ve fácil. Lo ves y piensas…eso lo puedo hacer yo.

En el momento que estás frente a la cocina te paralizas porque ya no sabes cuál ingrediente va antes de otro, cuánto tiempo ponías a hervir el preparado, ¿el caldo se agregaba con el fuego prendido?

Es ahí donde te vuelves consciente de todo lo que aún no has aprendido. Es el momento donde más frustración sientes y estás más cerca de abandonar todo.

Reconoce que esta es una etapa natural y, es más, ya has progresado porque ahora ¡ya sabes lo que no sabes! Estás más adelante que los que aún ignoran todo lo que hay por aprender.

Sabiendo lo que no sabes te es más fácil identificar los problemas a solucionar.

Competencia consciente

Solo con práctica y consistencia es que puedes desarrollar plenamente una habilidad.

Esta es la etapa en la que sabes qué practicar y cómo entrenarlo. Tal vez te tome días, semanas, meses o años pero con el pasar del tiempo eres consciente de que todo se va volviendo un poquito más fácil y que ya no eres tan terrible como al inicio. Empiezas a notar patrones y desarrollar tu propia técnica.

Es también el momento donde te debes sentir más cómodo con fallar y aprender de tus errores.

Competencia inconsciente

Luego de suficiente tiempo y práctica tu técnica se va a volver segunda naturaleza y no vas a ser consciente de lo competente que eres. Lo vas a hacer de manera tan natural que es ahora donde empiezas a desarrollar una intuición más profunda del tema que todo este tiempo practicaste y aprendiste.

Lanza ya

La próxima vez que inicies algo nuevo y te sientas incapaz y que no percibas tu progreso, recuerda que es natural y que si ya eres consciente de todo lo que no sabes, ¡ya has progresado!

Y más importante aún, no permitas que las confusiones y dudas te frenen de poner en marcha tu idea, tu emprendimiento.

Fallar es parte del proceso, fallar es parte del aprendizaje.

Lo fundamental es iniciar y ¡lanzar ya!

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